
“Tu, qui´t
vols maravellar et cerques meravelles, enten com gran es la gloria de la anima
que es en parays et entin-ho per esta semblança que´t dire. En la esencia del
foch, qui crema la lenya, major cosa hi es la forma et la materia que no es la calor et la lugor del foch.
Emperó per tot lo foch está calor et está lugor e´n aquella esencia del foch la
calor no cessa e escalfar ni la lugor de iluminar.”
Pero paralelamente utiliza formalmente a Aristóteles para
explicar la perfección del alma en función de la cercanía de ésta con Dios en
el paraíso; una analogía que en esencia no podía ser más (neo)platónica. A
continuación, el texto se vuelve más explícito y dice lo siguiente:
“Molt plach a Felix la semblança que´l hermitá li ach feta,
cor per aquella entés que tota la esencia
de la anima fruya essençialment Deu et per aço per tota sa esencia havia gloria
et per tota sa substançia. Aprés entes que la anima per totes et ab
totes ses calitats havia gloria frent ab aquelles obres que Deus ha en les creatures. Et enaxí
segons granea de gloria que anima ha en parays”.
“Et cor en
Parays la anima pot molt mes membrar, entendre et amar que en est mon, per ço
cor veu Deu en sa esencia…”
O en el caso contrario, donde el alma pena por su alejamiento
de Dios; es decir, por el incumplimiento de la causa final de la creación y
olvido o traición al creador, la causa eficiente. Es decir, la sustancia
aristotélica entendida una vez más como idea platónica:
“l´Ermita dix a Felix que les animes que son en infern han
pena substancial et pena accidental. Pena substancial es com la anima ha pena
en sa esencia matexa”.
Así pues, el encuentro con Dios o la idea de Dios exige el
uso de atributos o potencias que Dios ha depositado en nuestras almas; al igual
que la doctrina del Ser en Heidegger o de la verdad (aletheia), y que éste, a
su vez, en parte le atribuye a Platón: En la esencia de Dios, el Ser y la
verdad reside el ocultamiento, y sólo por un acto fundado en el libre albedrío
pueden ser desvelados; ya sea en el caso de Ramón Llull, el paraíso cristiano
o, en el caso de Platón, un recuerdo, una visión del mundo de las ideas, de lo
divino, ya olvidado por el largo periplo de la transmigración de las almas.
“-Bells amics- dix
l´ermitá-, considerar devets que aqest mon es per alcuna occasió de be, cor
sens occasió de be no podría esser tan bell mon com aquest. E, si Deus res no
era, seria lo mon per occasió de mal, cor mes seria de mal que de be. Et con be
se coven ab esser e mal se cové ab no esser, es semblan que ço per que´l mon es
bo es Deus e ço per que´l mon seria major en mal que en be seria no esser Deu,
sen l´esser del qual tot quant es seria debades e seguir-s´ia que be fos per ço
que fos mal e mal seria per si maheix e seria la fi de be. E açó es molt
inconvenient, per lo qual es declarat Deus esser.”
Esto en mi lectura ha sido una constante, de una forma u otra
siempre tengo la sensación de que Ramon Llull termina gravitando sobre el
platonismo (quizás por influencia de la orden a la que pertenecía), que es un autor que emprende el camino inverso al que realizó Aristóteles:
El platónico, el místico, manejándose con la teoría Tomista-Aristotélica. No obstante, tengo que matizar que cuando hablo de platonismo en
Ramón Llull, no hago referencia a un conocimiento académico o canónico del
filósofo; sino a otro más instintivo, capaz de olfatear el poso innegable de
(neo)platonismo que subyace en el corpus cristiano; quizás aquello a lo que Nietzsche refirió como “platonismo para el pueblo”. Porque, no lo olvidemos, Ramón
Llull, es ante todo y por encima de tendencias académicas, un cristiano; un
cristiano de su época volcado en la fe y la salvación.
Tiene también una fuerte carga de neoplatonismo el pensamiento de un insigne contemporáneo suyo:
ResponderEliminar“Los maestros dicen qué es la naturaleza: Es una cosa que puede recibir el ser. Es por lo que Dios unió, divinamente, en sí a la humanidad y no al hombre.”
Meister Eckhart (1260-1328)