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lunes, 9 de marzo de 2015

Un cuento infantil

                                       LA BOTA ROSA

Había una vez una bota de color rosa. Era muy presumida y creía que era la más bonita del armario. Estaba siempre limpia y jamás se manchaba.

Un día el sombrero marrón le dijo que ella nunca se manchaba porque Aya no la podía sacar de paseo. La bota no lo entendía y pensó y pensó.

Una tarde al mirar al resto de zapatos entendió por qué no salía de paseo: !Le faltaba su hermana gemela! Entonces se puso muy triste.

Al verla siempre triste el sombrero marrón le dijo que no se preocupara, que toda la ropa del armario le haría compañía para que no se sintiera sola. La bota rosa ya nunca más estuvo triste.




Este texto pretende ser un ejercicio de lengua para alumnos del primer ciclo de primaria. Los ejercicios que yo suelo hacer son los siguientes:

1) Subraya de rosa las palabras que tienen b y de marrón las que tienen d. Evidentemente, se puede hacer para que localicen cualquier letra que estén trabajando.

2) Extrae del texto los sustantivos femeninos y los masculinos.

3) Haz un dibujo sobre el texto.    

Así vivieron en la grecia antigua: Un viaje a nuestro pasado.

 "Así vivieron en la grecia antigua: Un viaje a nuestro pasado" es un gran clásico dentro de la asignatura de historia. Este trabajo, de la profesora de historia Raquel López  Melero y publicado por la editorial Anaya, ha sido reeditado constantemente desde su primera publicación, y a día de hoy se ha convertido en un erudito referente tanto para los profesores que enseñan esta asignatura como para los alumnos que la cursan.

Es un gran trabajo que puede ser de gran ayuda tanto para alumnos de la ESO que quieran profundizar en su temario hasta alumnos de la universidad cuyos contenidos los encontrarán básicos para sus asignaturas de história.

Viajar a la antigua Grecia significa imaginarnos cómo habríamos vivido nuestras primeras democracias, hace más de dos mil años. Significa contemplar algunos problemas de la sociedad actual en un escenario anterior a la Revolución Industrial y a la abolición de la esclavitud. Y significa sumergirnos en el ambiente físico e i ntelectual en el que se consolidaron importantes raíces de la cultura europea. Los estudios realizados en los últimos años sobre las mujeres, la familia o la policromía de los mármoles permiten ofrecer en este libro un panorama renovado de la vida cotidiana en la antigua Grecia.

martes, 3 de marzo de 2015

La palabra y Sólo un beso.

Me gustaría alterar de forma excepcional la estructura de las entradas de este blog para hablar simultáneamente de dos películas: “La palabra” (Ordet) del gran cineasta danés Carl Theodor Dreyer y “Sólo un beso”  (Ae fond kiss) del ya clásico de nuestros días Ken Loach.

Si me he decidido a hacerlo así es porque “Sólo un beso” parece una reinterpretación actual del magistral trabajo de Dreyer en “La palabra”; tal es así que da la sensación que Ken Loach realiza una labor hermenéutica dando una visión fresca y actual –muy actual a fecha de hoy- de la intolerancia religiosa y étnica.

La  historia que plantea Ken Loach da comienzo en Glasgow, Escocia, y plantea la historia de una familia musulmana aparentemente integrada en la sociedad británica y una profesora del instituto católico donde estudia la hija menor de la familia. La historia es bella porque está dibujada con un pincel muy fino, sin acritud; sabe apreciar las luces y las sombras de las personas, sus miedos, su cerrazón, su fanatismo y su capacidad para amar y sobreponerse.

Para Loach y para Dreyer el fanatismo y la intolerancia no surgen de una determinada interpretación de las escrituras sagradas sino del corazón de las personas. Para Loach, el reconocimiento de la alteridad del “otro”, sin miedo, como un simple hecho natural y
vital, es el primer paso para poder amar libremente como finalmente ocurre con Casim y Roisin. Por otro lado, de forma muy similar, Dreyer apuesta por el amor como piedra angular en la que se sustentan las enseñanzas de Cristo y el propio Cristianismo independientemente de la particular interpretación bíblica o de los evangelios; es el amor y la fe, por encima de las argucias lógicas en clara alusión a la escolástica y, tal vez, a la reforma, el acto salvífico que da sentido a la (auténtica) vida cristiana. Dreyer, como decía, apuesta por el amor y en la cinta llega a la eclosión con la promesa de matrimonio entre Anders  y Mette-Marit; así como una apuesta por una vuelta al cristianismo primitivo que se plasma alegóricamente en la resurrección de Inger.

Sin duda, dos grandísimas películas; la primera, “La palabra” es un claro guiño al filósofo danés Sören Kierkegaard; la segunda, “Sólo un beso”, rodada cincuenta años después, es un bello homenaje a la primera.