Una película soberbia con algunas de las cualidades del mejor cine francés. Es sensible, es inteligente, es dura y es sobria.
Partiendo de un acontecimiento que resulta traumático para los niños de una escuela, Philippe Falardeau consigue contar una historia en la que se entremezcla una mirada al sistema educativo, a la familia, a la infancia, a la inmigración y a la intolerancia y, en definitiva, a las respuestas que somos capaces de dar al afrontar nuestros problemas.
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